martes, 21 de julio de 2009

tortur_arte



Introducción

Para elaborar los argumentos tanto a favor como en contra de la fiesta nacional, se van a tratar de tener en cuenta criterios de la mayor objetividad posible. Sin embargo, se entiende que éstos no podrán estar exentos del inevitable condicionamiento cultural. Aunque no parece muy fácil sostener un solo argumento a favor sobre este tema, se tratará igualmente de hacerlo de la manera más rigurosa posible. La numeración de argumentos y contra-argumentos no está relacionada directamente.

Argumentos a favor

Los argumentos a favor se han obtenido de la página web www.ganaderoslidia.com, en donde se trata de forma más o menos “rigurosa” los entresijos de esta fiesta. En esta página, se hacen análisis económicos de la fiesta, donde no se camufla, por ejemplo, que la fiesta produce pérdidas económicas. También se emplean como argumentos positivos las opiniones favorables de artistas, escritores y cantantes, de distinta tendencia ideológica. Es decir, el tema es tratado con cierto rigor y seriedad, no cayendo, aparentemente, en sin sentidos.

1 -La corrida es paradigma de la fiesta de los toros. La fiesta representa un patrimonio cultural para España de primer orden.

2 -La corrida, se quiera o no, identifica a lo español, entre otras cuestiones porque ha impregnado e impregna todas y cada una de las bellas artes que se desarrollan en nuestro país.

3 -El toro no es sólo un símbolo primigenio de la cultura ibérica, sino que representa un objeto cultural que es necesario preservar, no encerrándolo en un zoológico sino manteniéndolo en su hábitat natural, alejándolo de la muerte indigna de un matadero.

4 -La ganadería y en concreto el medio donde ella se desarrolla, la dehesa, representa un patrimonio ecológico, que convierte a España en reserva natural frente al resto de países europeos. Ganadero de toro bravo como gestor medioambiental.

5 -El espectáculo taurino constituye una actividad económica de primera línea por el impacto económico que realmente tiene la fiesta en nuestra sociedad.
Dejando claro que representa el segundo espectáculo de masas de España, movilizando a millones de personas en una temporada y generando miles de puestos de trabajo directos e indirectos.

6 –Necesidad de iniciativas públicas para salvaguardar y fomentar la fiesta de los toros como patrimonio cultural heredado.

7 -Argumento polémico: el toro no sufre porque en medio de su excitación genera unas hormonas similares a las del placer y eso hace que no note el dolor.

Argumentos en contra

1 -Cualquier acción humana que implique violencia (en cualquiera de sus manifestaciones) que sea ejercida contra animales en el marco de la celebración de un festejo, poseyendo éste o no connotaciones culturales heredadas o de nuevo nacimiento, no debería tener cabida en los principios morales y sensibilidad de un ser racional como el ser humano. La violencia en cualquiera de sus manifestaciones supone un acto despreciable de por sí, pero resulta mucho más despreciable ejercida contra los animales, sin voluntad ni raciocinio.

2 -La cultura no está por encima de todo. Lo culturalmente establecido como legítimo no es argumento válido para sostener esta fiesta, pues lo cultural es algo construido a lo largo de la historia, y como construcción se puede desmontar, desarmar y deslegitimar.

3 -Aquello que confiere identidad a un pueblo o una nación es algo igualmente inventado por el hombre. No es natural, esencial, ni mucho menos inmutable o irrebatible. La identidad de un pueblo se forja (se construye) a lo largo de los siglos y está formada por lo que los propios habitantes (muchas veces tan sólo algunos) deciden que debe de estar formada. La tauromaquia es una manifestación cultural heredada de una tradición histórica. Y la historia no legitima: informa.

4 -La supuesta belleza del acto no puede servir de amparo a estas acciones, porque hay sufrimiento de por medio. Y si no hay sufrimiento porque el toro no sufre, hay espectáculo donde se hace presente la sangre y el ensañamiento con un animal irracional.

5 -Sobre la salvaguarda del toro del matadero: el toro disfruta efectivamente de una vida idílica en la dehesa. Pero sin previo aviso es arrancado de esa vida para ser llevado a la plaza. Allí es estresado, mareado, aturdido y confundido. Se le va desgastando poco a poco hasta que es asesinado. El animal no decide su incuestionable destino: la muerte (los “indultos” son mínimos y aunque se indulte al toro el daño físico y el espectáculo ya han ocurrido).

6 -Sobre el beneficio que la cría del toro de lidia supone para el ecosistema: la cría se presenta habitualmente como el único modo de ayuda a la conservación tanto de la especie como de su hábitat, la dehesa. Ahora bien, es obligación indiscutible de cada estado o nación el preservar su patrimonio ecológico: tanto sus ecosistemas como su fauna autóctona. No existe una “utilidad” práctica, económica o beneficio materialista, derivados directamente de este tipo de protecciones y conservaciones. Son acciones que deben ser fruto del respeto innato a la naturaleza y del deseo de su conservación. Si se decide conservar al lince ibérico (por poner un ejemplo) es igualmente legítimo querer conservar al toro de lidia y la dehesa. El patrimonio ecológico se debería querer conservar simplemente por el mero hecho de existir y ser fuente de beneficios no materiales tanto para el hombre como para la naturaleza.

7 -Como negocio basado en el dolor y el sufrimiento, La fiesta nacional no debería ser atractiva para ninguna persona con un desarrollo emocional y sensitivo dentro de los límites de la normalidad. Y si unx permanece impasible ante semejante espectáculo (porque los medios de masas logran anestesiar a las sensibilidades más nobles) la propia racionalidad debiera hacerle querer rechazar esos hechos. La persona que usa animales para ejercer violencia contra ellos, o la que disfruta de la observación de tales actuaciones, está faltando a un sentido moral que debiera ser innato.

Es posible que exista una fascinación por la violencia en algunas personas, e incluso exista de manera innata en el hombre (algo que evidentemente ocurre en los taurinos).
En cualquier caso, si fuera probada su existencia, eso no significaría que el hombre no pudiera contener y reprimir esos impulsos como animal racional que es, puesto que en teoría rechaza otras formas de violencia gratuita (contra mujeres, niños, torturas, guerras etc.…)


Reflexión final: todo por la belleza.

¿Es quizá sadismo el sentimiento que inunda a los taurinos? Según el diccionario de la R.A.E. el sadismo es una “crueldad refinada, con placer de quien la ejecuta”. No dudamos de que los aficionados al mundo del toro encuentren placentero un espectáculo que incluye sangre, sufrimiento y muerte, aunque no sean ellos los ejecutores en primera persona (¿estamos quizá ante un espectáculo catártico?).

De nuevo, según el diccionario de la R.A.E. la palabra “refinado/a” observa dos acepciones escandalosamente contrarias:

1. adj. Sobresaliente, primoroso en una condición buena.

2. adj. Extremado en la maldad.

¿Qué acepción creen ustedes que le cae mejor a este asunto? ¿Es la fiesta nacional un evento primorosamente bueno y sobresalientemente bello? ¿Son los llamados “trajes de luces” una oda al buen gusto? ¿Son primorosos los adornos roji-gualdas de las banderillas? ¿Son delicados los pasodobles “utilizados indistintamente para desfiles militares y espectáculos taurinos”? ¿Y los espasmódicos movimientos de los toreros? ¿Es bondad lo que rezuman rejoneadores y picadores? ¿Son bellos los chorreones de sangre que caen por el cuerpo del toro?

Hagan su reflexión, por favor. Aquí les dejo la mía:

A pesar de poseer una sensibilidad estética de lo más variopinta, refinada, extrema y contradictoria, no puedo dejar de indignarme ante el aparato visual que engloba la fiesta nacional; A mi juicio, éste se caracteriza por una bastez, tosquedad, mal gusto y ranciedad que engloba tanto a aficionadxs como a profesionales del medio. Si esto es sadismo, estamos ante una variante muy de andar por casa, barata, bizarra, cutre, sudorosa, con mucha caspa y mucha más maldad.